Interpretan sus viejos
ritos borrados
negros cortejos
bien enlutados.
Claman las voces,
suenan feroces
bajo un clima invernal;
rasgan afines
duros violines
cual tallo de agudo rosal.
Entre una vida extinta
y amarmolada
vibra una cinta
apurpurada.
Claman las voces,
suenan feroces
entiznadas de hollín;
arpas de duelo
caen del cielo,
los ángeles lloran su fin;
y un zafiro rosario
consigna el punto
de un lapidario
y albo difunto.
Claman las voces,
suenan feroces
transidas de dolor;
dos clarinetes
de anchos ribetes
soplan su gélido estertor.
Tocado por la mano
de un alma en pena
indócil piano
grave resuena.
Claman las voces,
suenan feroces
avivando una luz;
hay un artista,
fue un idealista
que murió clavado en su cruz.
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