miércoles, 30 de septiembre de 2015

Elegía a Gonzalo



                                                           Sit tibi terra levis


Yo no lo sé, ni quiero

ni imaginarme puedo

lo que una tarde de verano negra

como la boca de ese lobo

que nos espera abierta,

vació de un mazazo

sus entrañas de madre

ya para siempre huérfanas.



Todo fue en vano.

Nada pudieron

ni llantos ni plegarias,

la fe y la ciencia unidas.

De la misericordia

ni en la faz de la tierra

ni en los cielos

rastro alguno quedó.



“Mi hijo está muerto”,

musitaba

con desesperación

como si fuera un mantra,

y su mirada

perdida en el vacío

petrificaba el alma.



Yo nada pude hacer.

Tan sólo una palabra

llegó a mis labios: 'Calla',

buscando inútilmente

la manera de negar la tragedia

como si el no nombrarla

pudiera deshacerla.



El universo entero

un silencio de plomo guardó.

El tiempo se detuvo.



Quedaron esperando

aquellas cuatro velas

que ya no apagaría.

Sus abuelos, sus padres,

su hermanica,

sus primos y sus tíos.



No sé cuánto pasó.

Sé que, de pronto,

de par en par se abrió la puerta

y la silueta

de un hombre derrotado

se recortó en su vano.



Tras él tendido,

con sus brazos en cruz,

como aguardando

el abrazo postrero,

lo recibió con desgarrados gritos

de quien alegre hacía bien poco

la vida le había dado.



Aquella tarde

y las muchas que siguieron

me dejó su pregunta en la memoria:

'¿tendrá mi hijo frío?'

porque a ella

el filo de la hoja

de un cuchillo

le había helado

el corazón partido.


Charo Guarino



martes, 29 de septiembre de 2015

Cuéntame un mito, mami




Escucha, niña, atenta,

que tu demanda atiendo,

con la bonita historia

que ahora te cuento:

“Era un mar de caracolas

con otras playas y con otras olas,

donde cantan los marinos,

y los escuchan sirenas.

Cuentan que también cantaban

las espumas de las olas

unos mitos increíbles

imposibles en amores,

metamorfosis de estrellas...”

La miro entonces y veo

que se ha dormido contenta

soñando en esos finales

de relatos inconclusos

que cada noche su madre

para ella feliz inventa.


Charo Guarino



lunes, 28 de septiembre de 2015

Ne me quitte pas



No me abandones cuando,

satisfecho el deseo,

tornemos a ser

dos almas en dos cuerpos.

Derrámate, cual lluvia generosa

e imprégname de ti,

y mírate en mis ojos,

no me dejes

esperando a que, otra vez,

la yesca encienda

y apagada de nuevo

me abandones.

No me dejes vagando

con mi sombra y la tuya,

buscando sin hallarlo

ese lugar

donde habitó tu aliento.


Charo Guarino



domingo, 27 de septiembre de 2015

Semana dedicada a Charo Guarino




DISPUTA




También me gusta dormir la siesta por la tarde, el vino blanco bien fresco y las peleas entre filósofos.


CHARLES SIMIC




Aquí hace falta urgentemente

un cambio drástico de horarios.

Que nos des tu teléfono enseguida.

Poner en solfa nuestro ritmo

y volver a la página

con el tiro cambiado.

Aquí –se descubrió el pastel-

sobra palabrería.

Aquí lo que hace falta

-me tildaréis de idiota,

hermanos-,

es zanjar las disputas,

poeta contra poeta,

en un buen minigolf.



Sebas Puente







sábado, 26 de septiembre de 2015

GALERÍA




Los expulsados de la orla

montamos nuestra propia

galería. Allí compartimos átomos

de sabiduría privada.

Quedan muy pocas plazas disponibles

para la temporada próxima. Interesados

marquen este teléfono,

quemen sus títulos antiguos,

olviden la matrícula

y no reclamen,

bajo ningún concepto,

garantía.



Sebas Puente





viernes, 25 de septiembre de 2015

PUNTO MEDIO



Nadie podrá explicar

lo que ocurrió aquellos días.

Me mataba la prisa

y a ti se te acababa la paciencia.

Ha transcurrido el tiempo

y no hemos encontrado el punto medio:

sin embargo las dudas

han llegado a nosotros

con todo su arsenal.



Sebas Puente



jueves, 24 de septiembre de 2015

HÉROE




¿Cómo habremos llegado


hasta aquí? La luz se filtra


por la persiana y nos da un toque 


en tono de amenaza. Recuerdo


bailes de altura. Voy


haciéndome a la idea


del día que me espera. Voy,


con la cabeza bien alta,


sacando la basura.



Sebas Puente



miércoles, 23 de septiembre de 2015

VISITA GUIADA



Recorrimos las salas del museo


hasta que, atónitos, descubrimos


nuestras caras inmortalizadas hace siglos


en el Real Retablo de las Mayorías.



Sebas Puente




martes, 22 de septiembre de 2015

ENCANTADA



La casa está encantada y juraría

que tú también lo estás. Existen

vibraciones que lo demuestran,

hay cristales por todas partes,

se ha abierto esa ventana

de repente. Lo fácil

sería regresar a la cocina

y hacerlo encima de la mesa

como siempre, negando

a los propios fantasmas, señalando

que sus apariciones y tus juegos

terminaron.


Sebas Puente

lunes, 21 de septiembre de 2015

PERDIDOS



Qué importa que nos hayamos conocido
en la pirámide o en mitad del vuelo,
pertenecemos al mismo bando,
nos resguardamos
bajo la misma escalera.
Escúchame: nuestros abrazos
serán tan imitados,
tan recordados,
como los amigos muertos.


Sebas Puente



domingo, 20 de septiembre de 2015

Semana dedicada a Sebas Puente




YONQUI POETAS



Espera, no te vayas
todavía no te he dicho
que me gusta que hagamos
los sudokus juntos
contarlos de uno en uno
dar la vuelta y cambiar
un beso por vocal
el orden de las filas
y el final por el principio
encajar en unidades
emociones de millar
y olvidar las casillas
que no encajen con nosotros
que no quiero un orden
que me cierre la cintura
ni nada que me arrastre
a un ritmo que no siga.

Espera, no te vayas
que el poema busca final
y ninguno de los dos
queremos encontrarlo
aunque ya esté terminado.

Nunca dejaremos
(a la vez o separados)
de jugar a los sudokus.


Manuela Ipiña



sábado, 19 de septiembre de 2015

SIEMPRE DESPUÉS



Cuando cerré el paraguas
había dejado de llover
apenas unas horas antes.

Dejé de comer horas después
de que no sintiera hambre

Dejé de gritar después de dos días
escuchando susurros que lograron calmarme.

Dejé de correr meses después
de llegar a la meta que me había trazado

Dejé de pensarte mucho después
de que pintaras el mango de la puerta de mi casa

Volviste después, en el momento perfecto
de enviarte a buscar mi paraguas roto.


Manuela Ipiña



viernes, 18 de septiembre de 2015

A TIRAS



Se van desdibujando
las tiras del cómic a medida que mis ojos
van pasando sobre ellas.

Cambian las huellas
que van marcando páginas ya leídas
y mis dedos leen de otra manera
lo que mis ojos ven borroso

Voy andando en la viñeta,
mirando a la siguiente
y borrando la anterior.

Me quedo y te miro,
me pregunto ¿y ahora qué?
Hasta dónde llega la tira
y en qué viñeta perdí la conciencia
de que era yo mi propio dibujante?
O es que es todo una ilusión
y solo soy un monigote?


Manuela Ipiña



jueves, 17 de septiembre de 2015

CAJEROS



La tarde insiste
en llevarse las hojas
desprendidas de los árboles.
Ellas se abandonan
en un vuelo que las lleva
de vuelta a su casa,
el cielo remoto
de las hojas secas.

Una hoja se queda
prendida en el suelo
se agarra a un cuartito
sin luz y sin aire
que le sirve de cobijo.

Se olvidó de la apuesta
que le hizo perder
la vida que no tuvo.
Se quedó sin la entrada
del infierno menor
entre todos los cielos.

Se queda sola y quieta
se apaga en silencio
en un suelo de azulejo
sin luz y sin aire
tirita de frío,
metida entre cartones
se va sin despedirse
ya no repasa
ni busca las razones
que le llevan a morirse
dentro de un cajero.


Manuela Ipiña



miércoles, 16 de septiembre de 2015

PIANO PARA SORDOS



Recordando esta tarde
lo que fue el sendero
de tus manos en mi cuerpo
escuché por un momento
aquellos acordes
que tan pronto me enseñaste,
tus primeras lecciones
de piano para sordos.

La fuga terminaba
con un par de sostenidos
cuatro orejas y dos muertos
que por fin escuchaban
el silencio entre sus manos.

Después me hice guitarra
y tú saxofonista
durante años escuchamos
entre otros instrumentos
un sin fin de melodías
que no llegaron a borrar
ninguno de nuestros acordes.

Ahora espero que la octava
también sea la vencida
y aparezcas de repente
con la foto de Beethoven.


Manuela Ipiña



martes, 15 de septiembre de 2015

ERA



Te hacia tanta gracia
mi colmillo derecho
que no tuve otro remedio
que clavártelo en el fondo.
Me gustaba tanto
tu cara bonita
que no hacía falta
que el sol se pusiera.
Era todo tan bonito
que a veces dolía
porque todo también
era mentira


Manuela Ipiña



lunes, 14 de septiembre de 2015

PARA LOS POETAS




No, poesía no eres tú
Son mis ojos, que te miran
No, no es tu silencio
Son mis ganas de escucharte
No, no es tu boca
Es mi dedo que la toca
No, yo no te cielo
Tengo nubes en el pelo
Si, aunque te vayas
No, aunque no vuelvas
Si, tendré más cielo
más estrellas y más bocas
gigantes y pequeñas.
No, que no eras tú
lo sabía hasta el cartero
Más allá de tus amores
poesía era yo.


Manuela Ipiña



domingo, 13 de septiembre de 2015

Semana dedicada a Manuela Ipiña




ERA POSIBLE



Era posible; ahora

resulta que podía ser feliz,

que lo que ya creía inalcanzable

estaba ahí,

muy cerca del dolor, de la negrura,

de ese cáncer malsano que envenena los días,

de las sonrisas muertas sin nacer,

del aire enrarecido de la casa.



Resulta que era simple,

solo necesitaba

retirar el visillo de las lágrimas

para encontrar la vida,

dejar de lamentarme,

de mirar para dentro, de lamerme

las heridas con tanta complacencia

y abrir de par en par la puerta a un tiempo nuevo.


Ana Montojo







sábado, 12 de septiembre de 2015

RESURRECCIÓN




Para este viaje no llevaré maletas,

dejaré en la consigna mi carga de amargura

y olvidaré al regreso recogerla.

luego me marcharé desnuda de pasado,

sin planes, sin proyectos

y sin miedo a un futuro evanescente, onírico,

que brota dulcemente en las cenizas

de una tierra quemada.


Es lo bueno que tiene tocar fondo,

ya tan solo es posible ir hacia arriba.


Ana Montojo



viernes, 11 de septiembre de 2015

UNA BUENA COSA





Es una buena cosa saber que existes

y meterme en la cama con tu nombre en los labios.

Es una buena cosa decirte que te quiero

antes de que me abrace la noche y su espejismo.

Es una buena cosa al despertar

sentir cómo me invade el ansia de tenerte.

Es una buena cosa que mi cuerpo

vuelva a vibrar tan solo con pensarte.

Es una buena cosa volverme otra vez niña

y esta sonrisa boba que veo en el espejo.

Es una buena cosa depositar en ti

tantísima ternura que me sobra.

Es una buena cosa enamorarse.


Ana Montojo



jueves, 10 de septiembre de 2015

EL ÚLTIMO POEMA





El día que yo escriba el último poema

en él no se leerá la palabra tristeza

ni tampoco dolor ni soledad,

ni muerte ni amargura.



No estará la palabra

mentira, ni sinónimos

como falacia, engaño o mala baba,

que todas vienen a decir lo mismo.



No hablaré de memoria ni recuerdos

salvo para evocar instantes dulces,

que la vida me ha dado más de los que merezco

y me los sigue dando cada día.



En mi último poema hablaré de sonrisas,

de abrazos y de amigos,

de latidos que tocan

el ritmo de los cuerpos que se aman.



Hablaré de la gente,

de esa gente magnífica que ríe

contra todo pronóstico,

y hasta le planta cara a la miseria.



En mi último poema

contaré que la vida me regala momentos

que merecen la pena, que merecen

matar todas las penas.



Eso sí, será el último, después...

perdonarán ustedes que no cuente

cómo cobro la cuenta a mi pasado

que tampoco hace falta contar todo.


Ana Montojo



miércoles, 9 de septiembre de 2015

EL NOMBRE





Cuando el amor es digno de tal nombre

puede ser que el deseo se adormezca

en el cómodo lecho de la monotonía,

los cotidianos usos rutinarios

que matan hasta el fuego más potente

e incluso nos podrían empujar a otra lumbre;

resulta dolorosa la experiencia

mas se puede olvidar, cuando dos vidas

quieren recorrer juntas un camino

que a veces se hace demasiado largo.



Porque cuando el amor es digno de llamarse

amor, cuando merece un nombre tan inmenso,

con los años el fuego se transforma

en tierna calidez, en compañía,

en sosegado aliento, confianza,

en cómplice caricia sanadora,

lealtad inquebrantable, abrazo mudo

e indulgencia con todos los errores.



Lo que no se perdona es el ataque,

el implacable juicio, ni la sorda

revancha de quién sabe qué agravios,

el desprecio, los gritos, el insulto,

el ansia irrefrenable de hacer daño

a quien comparte cama cada noche.

Porque eso no es amor ni lo fue nunca,

es algo que no sé cómo llamar,

habría que inventar otra palabra.


Alegrémonos pues, que nada hemos perdido.

Tan solo hemos dejado de engañarnos.


Ana Montojo



martes, 8 de septiembre de 2015

LA NOCHE



Y me coge un deseo de vivir
y ver amanecer, acostándote tarde,
que no está en proporción con la edad que ya tengo.
(Jaime Gil de Biedma)



Está loca la noche,

mi cuerpo no es consciente de los años

que dicen mis papeles,

o tal vez es que nunca han existido

los días de dolor y de penumbra

y está por estrenar,

tiene la piel intacta de una virgen

renaciendo de nuevo para amarte.



Broto de entre las ruinas; como las madreselvas

que crecen enredándose a la vida

yo me enredo a tus piernas y respiro

al ritmo que me marcan tu sístole y tu diástole

al oscilar el arco de tu pecho,

desnudo y redentor,

tus dedos recorriendo mi columna

y contando mis vértebras.



No me importa si duermo o me desvelo,

no hay horas, ven despacio,

saborea este instante de ternura

que rescatamos ambos del desastre,

y ha sobrevivido a todas las mentiras.

Contra todo pronóstico, aún estamos vivos.

El mundo no se acaba con la muerte

de aquel amor enfermo, equivocado.


Ana Montojo



lunes, 7 de septiembre de 2015

EL FANTASMA



De nuevo no me queda otra salida

que volver a agarrarme a tu recuerdo

para sobrevivir. Nunca has sabido

en cuántas ocasiones

acudí a refugiarme en tu fantasma.



Cada vez que la vida me enseñaba los dientes

—y mira que lo ha hecho con empeño—

vislumbraba tu boca en mi horizonte

sin que tú ni siquiera sospecharas

que me estabas salvando de morir.



Podía haber disuelto

mis penas en alcohol o en cocaína,

o regalar mi cuerpo

cuando era deseable

a otros cuerpos hambrientos.



Pero nunca lo hice, no sé cómo

aparecías siempre, inasequible,

a tiempo de sacarme del abismo,

a ofrecerme tu carne de utopía,

la humedad deliciosa de tus labios.



Y nos besábamos, vaya si nos besábamos,

me dormía contigo; de mañana

ya veía las cosas de otro modo,

ya podía enfrentarme

a todos los ejércitos.



Y fíjate qué cosa más curiosa

que nunca eché de menos

tu realidad tangible, tu presencia

en mi vida cotidiana,

solo quise quererte y te quería.



Y todavía hoy, que ya estás muerto,

otra vez sin saberlo,

sigues viniendo a mí cuando te llamo.


Ana Montojo



domingo, 6 de septiembre de 2015