Esta fiebre de semillas
que me brota del barro sumergido,
este cáliz oxidado del que bebo
el veneno que empalaga sueños,
este fuego que me arde sin llama
si camino sobre tus alas
vibrando el alma en las alturas
en tiempos sin red ni conciencia
sobre la tregua del crepúsculo
ilusión entumecida que a duras penas
se mantiene en su lugar al despuntar el día
y de nuevo te me niegas
tras el febril asedio de la noche
y en mi aquiescencia me revelo ante ti
como reflejo de luz otorgada
en el espejo de tu entraña.
Amparo Andrés Machí
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