Hay una gaviota sobre el alfeizar de la ventana,
abierta.
Ella picotea el silencio,
a mi me hace pensar.
Algunas noches la electricidad suena como una chicharra
en el enchufe de la mesilla,
cuando cargo mi teléfono móvil.
Es el roce de los electrones y el metal al entrar,
como una tubería vieja.
El corazón de la ballena late lento
como el bostezo de un oso antes de invernar.
En cambio el tuyo se acelera por segundos
mientras te ciñes la ropa interior y me dices,
-Aléjate, de cerca no puedo.
Aléjate, de cerca no puedo,
ver el dolor-
Jorge Ortíz Robla
No hay comentarios:
Publicar un comentario