Átame
con los brazos a tu pecho,
que la distancia
entre tu piel y la mía
se mida
en gotas de sudor.
Cuéntame
los lunares de la espalda
mientras
te hundes en mis entrañas,
sujetándome
con caricias.
Escríbeme
poemas con la saliva
de nuestras lenguas enredadas
y recítalos
cuando recuperes el aliento.
Susúrrame
canciones al oído
a ritmo de gemidos.
Supera
la altura de todos mis vuelos
con tus alas.
Enamórate
de mi libertad
y consigue
que quiera
compartirla contigo.
María Guivernau
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