Una noche de invierno,
abrigado en la llama del sexo adolescente
rompí mi castidad entre sus piernas.
Señalamos la fecha
que durante unos años
fue el cómplice secreto
de nuestro calendario personal,
sólo en la intimidad,
un número, sin más, del mes más corto.
Luego llegó Tejero, no sé si lo hizo adrede,
tengo serias sospechas
de que tomó el Congreso para joderme el día
y la celebración.
Julian Borao
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