Llueven caramelos y no los veis
hablemos-bailemos
peonzas de plástico pueden servir.
Somos raras sombrillas de playa,
extraña aleación de petróleo y metal
pero no lo veis y hay que mirar con menos aumentos
focalizar con alquitrán y gafas de visión nocturna
comprender que una cartilla del banco
no siempre nos da de comer.
En algún polígono industrial aguarda una tormenta
con cables retorcidos y cinta aislante
máquinas de sangre y oxígeno
altar y olvidadero
de nubes con diamante
fabricando caramelos.
José Malvís
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