miércoles, 17 de octubre de 2012

ESTA MALDITA MELANCOLÍA




No sé como acomodar mi espalda

ni los huesos bajo la carne,

como calmar mi piel tardía

ni mi rebelde alma de amante,

para que deje de lastimarme

esta maldita melancolía.



Será que tu hueco se hace molde de alambre

y se me enreda en la piel

y se me clava en la carne.



Esta caída infinita

consume el oxígeno y el fulgor de la tarde

reduciendo a pavesas

el fuego que en mi alma ardía constante.



Se oscurece el jardín

cuando te llevas las flores

dejándome así, a solas,

con mis manos vacías,

tintadas del azul azabache

de tus oscuros estambres.



Consuelo Pillado Pérez




2 comentarios:

Alonso dijo...

Bellisimo poema,quien no ha pasado por momentos asi de melancolia.Teresa J. deThomas

Consuelo dijo...

Muchas graccias por compartir sentimientos. Abrazo fuerte