La noche
tañía tiempos
narrados con
luz de candil.
Volaron
himnos como murciélagos.
Llovía frío
sobre el alquitrán
de un túnel
en desnivel.
Se
cancelaron las ceremonias
de los
hímenes intactos.
Dormíamos, entonces,
en
habitaciones separadas.
Nosotros,
sin saberlo,
siempre
hemos dormido así.
Tal
vez haya caminos
que
se deban andar
en
soledad.
Las alamedas
desnudas,
el humo de
los cigarros...
...y el
rugido insoportable
de los
gusanos metálicos
carcomiendo
las aceras.
Amelia Díaz Benlliure
No hay comentarios:
Publicar un comentario