Malditos sean todos los miedos
adheridos a mi piel
y mi sonrisa de Gioconda
despojada de su risa.
Malditos los versos dibujados
en lunas de papel
y los rescoldos de una hoguera
condenada a ser ceniza.
Maldito también el viento
que conspira contra los sueños,
y las distancias que distancian
el amor de la memoria.
Malditas las sentencias de martillo
que golpean en la sien
y te arrojan al mundo de las sombras.
Maldita muerte que no muere
empeñada en sobrevivir
de entre todas las ruinas.
Malditos los naufragios
que ahogan todos los destinos
y te dejan naufragando a la deriva
en un mar sin horizonte y sin orillas.
Carmen Jiménez Díaz
4 comentarios:
Pues sí.
Malditos sean ellos y bendita tú.
Un abrazo GIGANTE.
Laura amiga: Las personas como tú, me reconcilian con la vida. Gracias por tus palabras.
¡Qué ganas de darte ese abrazo gigante en vivo y en directo!
benditos sean tus versos, amalgama de sentimientos.
Y bendita la poesía que nos permite conjurar esas maldiciones que nos roban la alegría.
¡Qué bueno ver juntos a dos amigos entre mis letras! Gracias a los dos una vez más.
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