miércoles, 17 de abril de 2013

(fueron tan bellos mis muertos)





que sencillo sería morir ordenadamente,
dejarnos caer en la grieta,
d e s p a c i o 
que nada se detuviera,
que no doliera, ni nos pesara,
sería en definitiva
morir alejándose,
como el final de una canción
tantas veces repetida,

de qué sirven el mármol y la losa,
las flores secas anunciando
el olvido hasta la siguiente visita,
para qué me sirven
los muertos de domingo,
para qué en esquela y noticia triste,

llevo a todos mis muertos
al borde de estos ojos,
mucho antes de sufrir
anticipando el tiempo a la herida,
y es que al morir eran tan bellos
tan bellos fueron,

que nunca quise enterrarles



Eva R. Picazo

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