Cuando sientas por mi agua o
lluvia.
Cuando sientas olas, árboles
o pájaros.
Cuando entiendas, acaso, los
puentes
que llevo en la memoria y el
deseo.
La profunda herida oculta.
La eterna glicinia y los
nenúfares.
Todos los arabescos
y la única puerta de la
justicia.
Las rojas torres, el jazmín
y todas las auroras.
Y te mires las manos y me
mires.
No hará falta que me
nombres.
No hará falta nada más.
Brenda López Soler
1 comentario:
La lluvia de versos hidrata nuestras almas.
Bello poema.
MA.
El blog de MA.
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