miércoles, 22 de mayo de 2013

Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito





Cualquiera diría al verte

que los catastrofistas fallaron:

no era el fin del mundo lo que venía,

eras tú.



Te veo venir por el pasillo

como quien camina dos centímetros por encima del aire

pensando que nadie le ve.

Entras en mi casa

-en mi vida-

con las cartas y el ombligo boca arriba,

con los brazos abiertos

como si esta noche

me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,

con las manos tan llenas de tanto

que me haces sentir que es el mundo el que me toca

y no la chica más guapa del barrio.



Te sientas

y lo primero que haces es avisarme:

No llevo ropa interior

pero a mi piel le viste una armadura.

Te miro

y te contesto:

Me gustan tanto los hoy

como miedo me dan los mañana.



Y yo sonrío

y te beso la espalda

y te empaño los párpados

y tu escudo termina donde terminan las protecciones:

arrugado en el cubo de la basura.

Y tú sonríes

y descubres el hormigueo de mi espalda

y me dices que una vida sin valentía

es un infinito camino de vuelta,

y mi miedo se quita las bragas

y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.



Beso

uno a uno

todos los segundos que te quedas en mi cama

para tener al reloj de nuestra parte;

hacemos de las despedidas

media vuelta al mundo

para que aunque tardemos

queramos volver;

entras y sales siendo cualquiera

pero por dentro eres la única;

te gusta mi libertad

y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;

me gusta tu verdad

y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.





Tienes el pelo más bonito del mundo

para colgarme de él hasta el invierno que viene;

gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca

y una boca que me mira mejor que tus ojos;

guardas un despertar que alumbra las paredes

antes que la propia luz del sol;

posees una risa capaz de rescatar al país

y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.





Y de repente pasa,

sin esperarlo ha pasado.

No te has ido y ya te echo de menos,

te acabo de besar

y mi saliva se multiplica queriendo más,

cruzas la puerta

y ya me relamo los dedos para guardarte,

paseo por Madrid

y te quiero conmigo en cada esquina.







Si la palabra es acción

entonces ven a contarme el amor,

que quiero hacer contigo

todo lo que la poesía aún no ha escrito.







Elvira Sastre Sanz




 



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