VI
De atrás de las mil rayas que me salvan
me miran tus dos ojos y me temen,
a qué temes, imploro, a qué temes.
¿Es acaso a mi mano con su pluma
(la que rayas dibuja
para crear la selva
de arañas que protejo)
o acaso es a mis ojos, pobres ojos de humo,
(los que no ven ni pueden
porque no saben dónde
es realidad ahí fuera)
o a mis pies que descalzos no andan siempre
(porque no pisan nada
y si no vuelan caigo
pues no apoyo ni piso)?
-Sé a qué temes –
Temes a cada trazo incomprensible,
a cualquier tono nuevo en mi paleta
a aquello que no puedes rotular ni apropiarte
porque no lo comprendes y no nombras,
porque no bautizaste
a nadie, más allá de tu “cordura”
de tu cordura mansa,
de tu pobre cordura
de capital hazaña,
que volar te prohíbe.
-Sé a quién temes –
Le temes a ESTA URGENCIA
a ESTA URGENCIA de ti que en mí pronuncias
a ESTA URGENCIA de todo
que a todo desafora:
temes en ti mi urgencia de ser libre.
Graciela Zarate
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