“Juguemos en el bosque
mientras el lobo no está….”
Canción popular.
He venido hasta aquí para verte la cara
he vuelto a la meseta para ver cómo miras.
Recorrí cien kilómetros seis veces,
atravesé con luna hasta de día
y ni el viento explosivo
pudo limpiarme el miedo.
Una máquina enorme iba abriendo la ruta
no supe qué quitaba
si la nieve o mi pena.
He llegado por fin para verte la cara.
He venido y me has dicho,
detrás de ese escritorio
del juzgado civil número cien,
qué día mi morada será ya mi pasado
qué día seré intrusa en esa casa
o una vil delincuente si franqueo su puerta.
Ahora tengo fecha,
sé a partir de qué luz
quedarán apresadas las risas de mis hijos
las patitas del perro sonando en el parquet
aún de muerto,
los gemidos de amor que di a quien desamo
y mi recién pasado, mis treinta, mis cuarenta
hincados en ladrillos ya de nadie,
esperando a que lleguen
para poder partir.
Yo me llevé unas cajas y el recuerdo,
el corazón latente de rincones,
pero no fui capaz
de arrancar del estuco
la vida que se asía a las paredes.
Cuando cambien la llave
y después de esperarse años vacía,
y habite otra familia con su historia,
risas, perros, terrores;
un gran perfume a crimen y pasado
invadirá la casa como viva denuncia:
un humo azul oscuro
soltarán las paredes
y un huracán furioso saldrá por las ventanas.
Graciela Zarate
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