Un silencio áspero
amargo en aromas
precipitado en vacíos
desalienta el tiempo.
El tiempo que se distrae
que se escapa
entre los huesudos dedos
de los días.
Un despropósito de silencio
de ausente mirada
atrapando horas, minutos y segundos.
Y al tiempo
sólo claman
campanas silentes
huérfanas de badajo.
Campanas anunciadoras
de la prisa por llegar...
a ninguna parte.
Diana Maura
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