"Recuerde el alma
dormida,
avive el seso y
despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la
muerte
tan callando"
Jorge Manrique
Qué lejana tu carne,
tus membranas
y tus huesos.
Qué remoto tu cuerpo,
cenizas bajo
arbustos, pulpa
enterrada debajo
de la tierra.
Cuan ingrávida
tu apariencia ahora
en los minutos sordos
en que tu fotografía
me acecha sin permiso.
Las larvas se relamen
acosando a tu carne
y es tu alma
la que late todavía
entre las piedras azoradas.
Clamo a la hierba
y a sus tallos subterráneos
para que retoñen tanto
que fermenten
tus restos cuanto antes.
Permanezca yo
rendida en la espesura
haciendo nido
sobre los residuos
y estigmas sobrantes.
Y seamos ya polvo
a la madera,
rizoma, celulosa,
fibra o tejido.
Inseparables bulbos fulgurantes.
Meri Pas Blanquer
4 comentarios:
Sencillamente soberbio. Ell poema nos lleva por la tristeza de la muerte como quien acaricia un monstruo gigante que nos quisiera tragar. La inmortalidad del alma queda flotando en cada verso.
Muy, muy conmovedor.
Profundo y emotivo.
Cómo no emocionarse ante esos versos que nos hablan del dolor y la pérdida... Cómo no dejarse arrastrar por la ríada de sentimientos que transmiten las palabras justas, los versos.
Los versos sufrientes sangran con la voz poética de la escritora.
Excelente!
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