miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA MEMORIA IMPERFECTA IV





Se apagaron los puentes

y todo se inundó de exilio, entonces

las iglesias fundaron sus corredores mudos

y la oscuridad entera sopló sus golondrinas.

Tú escuchabas la voz de los cordeles y el silencio

más puro,

la levedad que suena con la tarde falseando las fechas.

Pero ahora es invierno adentro de los ojos

y la paz corrosiva del silencio aguarda la memoria,

la ama, la transforma.

Aún lloras la palabra ilesa, su piedra o su cordura;

porque ni el rubor punzante del acero

ni el tibio despertar de las semillas

valieron el vientre de la madre.

Vuelves a caer desnudo a través de la noche

y abrazas cada límite.


Nada retorna

sólo el poema espera.


Sara Castelar



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