De mi lengua despiertan las aves de la noche
y el idioma del hambre,
estoy pensando en ti como se piensa en la avaricia,
penetrada de aliento.
Tú cruzas la respiración y los escombros
y juegas a mi nombre,
yo, viajo hacia la piedra.
Sucedo en el desorden
mientras las piernas gritan el lenguaje del vértigo
y la palabra cae,
extensa
como tu cuerpo en la memoria,
el yugular gemido,
la sangre con sus perros.
Viajo hacia la piedra, sí,
donde la voz gotea las manzanas obscenas
y bebo un corazón
y escupo pájaros:
putas golondrinas que regresan siempre.
Sara Castelar
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