Afuera llueve
y me hace ver
que siguen quedando
días en los que somos más culpables
que testigos,
lunes distintos
disfrazados de Domingo,
con más tormentas
que nubes de algodón.
Aún nos quedan
un par de acordes en la muñeca
y algún que otro
pedazo de estribillo
se nos queda atrapado
en la garganta;
porque no todas las resacas
iban a traer malas noticias
y algunos sábados tan sólo quieren quedarse.
Escucho que habrá que hacer algo
para resistir,
que habrá que pelear,
que remangarse,
me dibujo una franja
bajo los ojos
(con aquel pintalabios
que habías olvidado
en la mesilla),
y saco el hacha del baúl
para bajar a la arena.
Pero es que ahora no te veo
por ningún sitio.
Afuera llueve
y había pensado en olvidarte,
pero joder,
que mejor momento
para pensar en ti
que cuando el cielo también llora.
Carlos Quintas
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