Muchos días callo porque soy fácil para el pecado
de perder la esperanza.
Porque no sé luchar una y mil veces.
Porque no gestiono bien la rabia.
Callo vestida de vergüenza
cuando la soledad me abraza
tras una lucha titánica
en estéril batalla.
Callo porque de hablar erraría
al exigir la lucha a los que me acompañan
porque mis palabras serían fuego
y el mundo sería una llama.
Callo porque a veces es mejor
callar que ensuciar palabras.
Carmen Ruth Boillos
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