Tu mirada de óleo, me duele,
repasa mis sueños quemados de estío
y mis esperanzas presas de bostezos,
aunque sé que estás a tiempo
de incendiar cada mañana con tus ojos.
Quiero volver a casa, nuestra casa,
que sólo es un estado de ánimo,
pero allí encuentro tu piel vestida
de mayo florido, donde el ejercito cansado
de mi corte de milagros encuentra
el mesías que nos salva.
Allí, mi océano de paz está cubierto
por una pátina de aceite,
donde resbalan mis sufrimientos,
y en la calle, cuando comienza la tormenta
invoco tu nombre y se abren los mares.
Y en silencio, puedo percibir
que el futuro me ha llamado con tu voz.
que el futuro me ha llamado con tu voz.
Carmen Ruth Boillos
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