Ya no busco crédito.
Jamás me gustó contraer deudas
que suben a golpe de celos,
con el caprichoso vaivén
del miedo que oculta
tu letra pequeña.
No quiero pagar a plazos
lo que no puedo abonar de una vez,
para que la usura
consuma mis ilusiones y deseos
que han de seguir siendo puros,
sin plazos fijos de besos de saldo.
No quiero jugarme el alma
amortizando en cadencia forzada
la cuota de deseo que marca
el ibex de tu apetencia.
Ser numeraria de tu cama
contra mi voluntad y por contrato.
No soy mujer de hipotecas
¿Quién puede avalar un sueño?
Si los sentimientos terminan,
el capital pendiente es nuestra quiebra,
y yo soy, por si lo dudabas,
perfil de riesgo.
Carmen Ruth Boillos
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