Echo de menos
tu olor
como echaba de menos
tus manos.
Echo de menos calor
como forma de vida
en tus brazos.
Actitudes de un montón
de encadenados
a tu estampa,
aprendices del rincón
de las lombrices
de mi alma.
Será que aún me impresiona
que te sueltes el pelo
como forma de arte
y envuelvas los besos
de despedida
con sabores amargos.
Pero sigo sin ser capaz
de llegar a tiempo
a tus martes;
puede que me esté dejando
los lunes muy largos.
Carlos Quintas
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