domingo, 5 de mayo de 2013

Arena





Tenía manos de desierto, y dejó perder un cuerpo entre los dedos…. Grano a grano empezó a disolverse por la punta del pie, mas apenas le dio importancia. Acariciaba levemente con tacto rugoso, pero nunca supo que esa dureza estaba en sus propias manos. Intentaba apresar las formas de una piel que se deshacía bajo su tacto apremiante. Siguió por el muslo y tan solo quedó aire cuando la carne se perdió bajo su roce. Ignorante, pretendió aprehender un cuerpo que poco a poco se componía de nada. Con los ojos cerrados, pensaba dibujar cada poro, cuando tan solo era polvo lo que rozaban sus palmas. El talle amoldado a su caricia; el busto, copa perfecta para su mano. El cuello, línea delgada delimitando fronteras. Era un nómada errante a punto de sumergirse en el oasis de un beso. En aquel instante abrió los ojos… tan solo tenía un puñado de arena a sus pies, que fue barrido por el viento. 


Magda Robles


2 comentarios:

Alonso dijo...

Y es que la verdad es asi ,cuantas cosas se no escapan (en la vida ) como arena entre los dedos,y no podemos hacer nada para aferrarlas. Me encantò el poema.cessione del quinto

Magda Robles dijo...

Gracias Alonso.
Mil gracias Fernando, por esta semana en Crepusculario siglo 21...