A partir de mañana,
cuando lea las estrellas
que iluminan tus ojos,
sabré que el cielo existe
y las galaxias
bajarán como farolas
a alumbrar mis avenidas.
A partir de mañana,
haré un pacto con el sol.
Recibiré rayos perpendiculares
meteoritos en forma de sueños,
y el cráter de mis sombras
se llenará de astros con luz propia.
A partir de mañana,
en aquel espacio vacío
que queda en el universo,
seré un cuerpo celeste
o una simple cometa
con aspiraciones a satélite lunar.
Ana García Briones
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