miércoles, 15 de julio de 2015

IDEAL EN UNA VENTA DE CARRETERA










El viajero lustra con una servilleta

los mugrientos cristales de sus gafas de sol

y el barman le pasa el paño a una copa

cuando ella irrumpe de repente

–medias de rejilla,

top ajustado a ras de ombligo,

labios bermellón…–,

sonríe a los presentes, saca unas monedas del bolso

y tararea À quoi ça sert l’amour?

mientras el tacón de su zapato izquierdo

aguarda impaciente a que la máquina

escupa el tabaco negro,

tras lo cual se larga sin más

con la misma indiferencia

con la que apareció hace tan sólo un minuto.



Ella ha entrado quizá para no volver jamás

donde es muy posible que el viajero

tampoco se vuelva a dejar caer nunca.



Y aquí no ha pasado nada: viajero y barman

siguen a lo suyo perfectamente conscientes

de que lo que tienen entre manos

es lo único en sus vidas

a lo que aún son capaces de sacar brillo.


Emilio Losada


No hay comentarios: