Posada desordenadamente
en el silencio,
huelo a sonrisa de agua,
a pisada de humanidad,
a pan y vino,
a mirada de flores,
a incendio de luz,
a orquesta de brisa,
a luna abierta,
a cielo emocionado
de poesía.
Allí,
en los suspiros
de la vida
donde las primaveras se apresuran
de verde
deseo sembrar palabras
llenas de guiños
y
arcoiris.
Ana García Briones
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