A veces,
me gusta
caminar descalza,
ligera de equipaje.
Vaciar los armarios
repletos de materia prima,
limpiar los cajones
y llenarlos de estrellas.
Me gusta,
escuchar el silencio
que grita callado.
Observar la mirada
de un niño,
oler a pueblo,
a esencia,
a piedra,
a tomillo y romero.
A veces,
me gustaría,
correr las cortinas,
para bañarme
en pantanos de agua dulce
y echarle suspiros al viento.
Ana García Brionesç
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