martes, 17 de noviembre de 2015

Atiquifobía



Se espera de mí

la solidez de la roca

que es grada y peldaño,

que es puerto y es puente.

Que soporta y sostiene

el paso y el peso

del hijo del hombre.


Se espera de mí

la consistencia del agua

que hiende la piedra,

que es lluvia y remanso.

Que es furia y es sangre

en crecida violenta

y en sístole alterna.


De mí se espera

el odio preciso

y la rabia que embiste.

También la caricia,

el aliento y el hambre.


Se espera de mí

que disipe de sombras la tierra.


La raíz del árbol

y el acero del hacha,

se espera,

y el crujido del hueso.


Y el sudor de la carne

y el verbo que crea,

se espera,

y el brazo que puede

y la mano que prende.


Se espera de mí,

ante todo,

que no desfallezca.


David Yeste




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