Cada madrugada
tu sombra se sienta conmigo
a compartir unos cigarros
y a tomar aquellos cafés, copas o vinos.
Cada madrugada
durante segundos tomas forma
casi tangible ante mí
para evaporarte cuando mis manos
se acercan a acariciarte.
Cada madrugada
te tornas en compañera inseparable
de mis sueños leales,
y la cómplice a la que leía poemas
aguardando mi voz de manera inquebrantable.
Cada madrugada
comprendo más
que aquí ya no soy nada,
sólo un trozo de fuego incomprendido
al que tú comprendías como nadie.
Cada madrugada
no me canso de repetir
que esta noche, me olvidé de olvidarte.
José Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario