Este árbol
viejo cansado
de hoja caduca
que vio morir a mi abuelo
al padre de mi abuelo fusilado
a mi propio padre
que vio mi cuerpo calcinado
que vera morir a los hijos de mis hijas
ese árbol
que permanece
erguido gallardo
decano de los árboles centenarios.
testigo de
suicidas incautos que troncaron sus ramas en actos fallidos
adolescentes que sellaron con un beso el primer amor
el sexo lascivo del patrón con la hija del labriego
el regreso de Ulises apenas iniciado el viaje
vestigio de
revoluciones traicionadas
matrimonios convenidos
negocios homicidas
testimonio de
crepúsculos de lujuria
alboradas de muerte
atardeceres en almíbar
ahora,
cuando parece que ya vio todo
y nada nuevo podía sorprenderle,
tiembla de miedo ante
la silueta del leñador
Francisco Javier Solé Ribas