Un murmullo se internó en tus caderas,
buscando el calor perdido.
Haciendo vibrar como una sinfonía eterna y duradera
el ruido perdido y acompasado de tus movimientos.
Aire atravesando el bosque,
aullidos humanos mezclados con la urbe.
Tus válvulas escupiendo vapor,
forzadas en un movimiento rápido.
Cepo agarrado fuertemente a tu piel,
para no soltar la presa ya cansada y agonizante.
Roberto Vivas Sanz
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