Cadenas llenas de mugre y oxidación,
cansadas de sostener el peso de la indiferencia.
Aguantando tantos inviernos,
tantos veranos,
tantos milagros.
Cuellos unidos,
besos perdidos
abrazos podridos.
Momento de libertad,
cadenas que liberan el triunfo de la soledad,
sueños temporales hechos realidad.
Cadenas colgando ya descansadas,
esperando el relevo a golpe de tintineo.
Cadenas nerviosas que buscan nuevos amos,
acero maquillado,
con su tirantez brillante,
son utilizados como cebo
para atraer nuevos abrazos.
Roberto Vivas Sanz
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