De la esperanza rota
y la agonía que causa sobrevivir.
De la cerilla quemada
y la copa vacía.
De los años que quedaron en la lejanía.
De las horas estancadas.
Del tiempo perdido
y las hojas caídas,
oscurecidas en el asfalto.
De todo y de nada.
Hastiada del cansancio
y adormecida, acurrucada, viciada en sus brazos.
De la atracción magnética
y del magnetismo de los lazos.
Con silencio en los pasos
y botas en los labios.
Para avanzar con los versos
que se vacían en mis manos.
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