Te dudo.
Miro un reloj sin agujas
un recuerdo me dice
que una vez creí en el tiempo.
Te dudo.
La biblioteca esférica de Alejandría
guarda en su centro inalcanzable
el conocimiento que se oculta
huyendo del hombre.
Te dudo.
Las columnas de Hércules
me hablan de una isla
entre brumas llamada Avalón.
Allí Eva no necesitó a la serpiente
para tentar a Adán y se comió
ella sola la manzana.
Te dudo.
El pasado se transforma
cuando la certeza se desvanece
y el presente es nuevo.
Te dudo,
como te amo
más allá de toda decisión
en el equilibrio justo
donde desaparece
el pensamiento que nos pierde
en el laberinto cerrado
de lo cierto.
Rosa E. Martínez Manzanero
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