He cerrado la boca
para hablar con la mirada.
La sangre se ha estancado
antes de llegar al corazón.
Estoy sola ante un espejo
intentando oír
lo que me dicen
los ojos.
Estoy hueca.
Mi piel es el uniforme
de un ángel
que se ha perdido.
Llorar sería fácil
pero se ahogaría
mi nuevo idioma
y la mudez
me dejaría ciega.
La noche me asusta
mi cama es muy grande
me pierdo en ella
o me engulle en un sueño
donde existes y mueres
al llegar el día.
He cerrado la boca
para que la palabra
escrita me posea.
Rosa E. Martínez Manzanero
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