Soy la astilla
caída de la corteza
del árbol cortado
para hacer leña
y calentar hogares.
Soy la astilla
que poco fuego da
y que ya no es árbol,
caída entre la floresta.
Soy la astilla
que sueña con crecer y florecer.
A sabiendas de no tener raíces.
Soy la astilla
que pretende dar fuego eterno,
a sabiendas que en pocos segundos,
solo será ceniza.
Soy la astilla
que se clava
en las palabras del corazón,
sediento de verdades.
Soy la astilla
del sueño
que al amanecer
amenaza las neuronas
para que no permitan abrir los ojos.
Soy la astilla
que prende más rápido en llama
para que el fuego
consuma la madera
y calientes estén los hogares ajenos.
Ainhoa González
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