Era noche de octubre y de media luna,
el silencio lo cubre, va sin fortuna.
Y en la casa de al lado, brillante fondo...
un cantar descarado que versa hondo.
"Me dejaron mis padres tanta riqueza
que no se como darle mayor largueza,
me resisto a ponerla aquí o allá
por si acaso yo pierdo prosperidad".
Y valiente camina el vil muchacho
cual fugaz golondrina de cruel penacho.
Al advertir la sombra que lo rodea,
no se acerca ni nombra, pues lo marea.
¡Ay pequeño despunte de ingratitudes,
pide a Dios que no junte tantas virtudes.
Mª del Carmen Elvira Azparren
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