Ahora que mi soledad es una bicicleta estática
con la que sé que podría llegar
tan lejos como me proponga,
se han terminado los viajes a la ferretería
en busca de clavos que nunca sacaron otros.
Ahora que comprendo mi geometría imperfecta
puedo ser yo misma al cuadrado, al cubo
y al margen de con quién me despierte.
Ahora que sé que la poesía es el alicate
que abre de piernas a la vida,
que sólo si de verdad te quieres
te permitirá verle las bragas,
no necesito nadie que me señale
lo guapa que estoy sin las mías.
Ahora que sé que no hay mayor peligro
que crecer esperando que te rescaten,
no me preocupa ser una dama
sumida en permanentes apuros.
Amaia Barrena García
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