Poeta en alquiler se anuncia por palabras.
Busca una inspiración inconformista
que nunca tenga suficiente literatura.
Cierto es que ha pasado por segundas manos,
o que tal vez le urja olvidar unas terceras,
pero está dispuesta a reinventar su cuerpo,
a aplaudir con los pies una buena película,
a hablar por los codos cualquier tarde,
a comer por los ojos hasta que engorden.
Puede también, hacer una boca agua
o ser una tormenta a secas,
puede ser ese peso
que no quieras quitarte de encima,
o encarnar esa ropa
que a lo mejor no lleva debajo.
Ofrece un tratamiento sugerente de acupuntura
con largas sesiones de vinos de aguja,
un pecho pequeño, apenas un estudio,
en el que vivir e investigar a altas horas
la forma de ordeñar sus dientes de leche
en las artesanales fábricas de un mordisco.
Reconoce que bebe tanto como besa,
que araña menos de lo que maúlla,
que a menudo se siente un incomprendido erizo
preguntándose por qué nadie le abraza.
Los interesados en desentrañar las imperfecciones
de esta escritora con el verso en subasta,
acérquense por favor a la biblioteca
de los libros que aún no ha escrito,
y sólo si poseen barba o imaginación
háganle una absurda propuesta aprovechando
que hoy es treinta y uno de febrero
y ella está esperando lo imposible.
Amaia Barrena García
No hay comentarios:
Publicar un comentario