Me apetece estrangularte; morderte cada extremidad;
el cuello hasta desangrarte y que te rindas.
Prometo lamerte las heridas. Rugir; rugirte en un intento de pedirte más.
Devorar hasta el último espacio de piel.
Despeinarme la melena pero seguir en guerra.
Agárrame las muñecas para que no pueda clavarte mis uñas en la espalda.
Prometo arañarte sino. Siento tu latido intenso; el calor; el hambre; las ganas; la sed.
Y ahora eres tú el que me tiene como presa.
El que ruge;
el que quiere comerme.
Y pretendemos alcanzarnos el uno al otro.
Y corro.
Y corres.
Y nos corremos.
Débora Álvarez
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