Nada tan admirable
como ver en el árbol
estructura perfecta
de verdor enramado.
La fe y el intelecto,
sin círculos cuadrados,
celebran casta boda,
en el jardín botánico.
Glicinas trepadoras,
de matices morados
en racimos, ofrecen
éxtasis para laicos.
Tras el haya bermeja
del poniente eclipsado,
los ánades, medrosos,
dudan, escapan raudos.
Emilio Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario