miércoles, 16 de enero de 2013

Balada del tigre marica



Todo lo que me queda es una piel de tigre
ahora agrietada y llena de ácaros,
un cubrecama que reproduce formas de león.
Una familia de payasos aprovecha el serrín
y el barro de los días para asearse y orinar en mi jaula.
Me dejan un huevo frito de plástico y una mosca.
El circo siempre me pareció un lugar triste,
triste como un día de resaca.
El león descansa tumbado a la sombra de un boxeador algo sonado,
intercambia pareceres con los hijos de la lepra.
Me saca la lengua como un cucharón de agua dulce,
una apnea infestada de garrapatas que se ensañan con su ojo izquierdo.
Doy vueltas de un lado para otro de la habitación
y todo lo que me queda es una piel de tigre.



Francisco Javier Sanz

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