jueves, 24 de enero de 2013

HUIR ALLÁ





¿Adónde ir? Muy poco decoroso
es el motel que nos asila.
Bajo su rótulo, un chorro deshelado
ha formado un cerquillo en la nieve disuelta.
Hay modelos antiguos de grandes automóviles,
tras un vidrio sin lustre se encorva una mujer.
No sé si llegaremos a la edad que le ultraja.
Añoro una cabaña de cañizo y adobe
reseco con un fuego en su interior;
añoro estar desnudo ante la lejanía
como un caudillo bárbaro en su tienda de fieltro.
Añoro alzar un ídolo a la caza o la lluvia
con sus armas, sus cueros, con su enervado falo;
añoro una tendencia criminal, un destino
que pudiera escribirse con palabras mayores,
“conspiración”, “estupro”, “contrabando”.
Lo hemos vendido todo por un único brillo,
la moneda de níquel de esta noche de nieve.
Qué modesto es vivir, y qué poco se precia.
Me miras con los ojos de la debilidad
y me besas cianótica como un muerto por cólera.
Toma mis hombros y húndete con ellos,
la noche pide un gas que no está en el servicio.
Con hermetismo igual al que cohesiona
los huesos de tu cráneo, cierra la habitación.
El mundo es un puñado de nieve y rodaduras,
            una ventana ciega, un lugar sin hogar


         

           Rafael Fombellida

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