¿Adónde
ir? Muy poco decoroso
es
el motel que nos asila.
Bajo
su rótulo, un chorro deshelado
ha
formado un cerquillo en la nieve disuelta.
Hay
modelos antiguos de grandes automóviles,
tras
un vidrio sin lustre se encorva una mujer.
No
sé si llegaremos a la edad que le ultraja.
Añoro
una cabaña de cañizo y adobe
reseco
con un fuego en su interior;
añoro
estar desnudo ante la lejanía
como
un caudillo bárbaro en su tienda de fieltro.
Añoro
alzar un ídolo a la caza o la lluvia
con
sus armas, sus cueros, con su enervado falo;
añoro
una tendencia criminal, un destino
que
pudiera escribirse con palabras mayores,
“conspiración”,
“estupro”, “contrabando”.
Lo
hemos vendido todo por un único brillo,
la
moneda de níquel de esta noche de nieve.
Qué
modesto es vivir, y qué poco se precia.
Me
miras con los ojos de la debilidad
y
me besas cianótica como un muerto por cólera.
Toma
mis hombros y húndete con ellos,
la
noche pide un gas que no está en el servicio.
Con
hermetismo igual al que cohesiona
los
huesos de tu cráneo, cierra la habitación.
El
mundo es un puñado de nieve y rodaduras,
una ventana ciega, un lugar sin hogarRafael Fombellida
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