fui
alfarero en el cuerpo inhumano
del barro:
forjé a Eva al despertar
frente al viento,
un día a la deriva,
el alba se desnudó ante mi,
y comprendí el milagro
al beber la sangre
blanca de sus pechos.
tracé los símbolos del infinito,
desvié
las fronteras de mi cuerpo hasta
que desapareció su sombra,
y al arbitrio de mi piel rehice el mundo.
y ahora soy la ignorancia del que ha de morir
jurando una imagen eterna.
Víctor Susin
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