te
azoto,
ilusa,
con
el látigo de mi cuerpo
mistáceo,
entre
la espesura de las sábanas.
revientan
sobre
mi tus chuzos de cristales,
siniestramente
tu
copa ya bebida,
silbidos
de escarajuzas
y
un abril de abriles
clausurado.
te
desabrocho todas las
letras
de
tu vestido de algodón,
y
acontece el azúcar
feriante
por
los caballitos mordidos de la música.
exceso
de pechos en mis
manos,
sobre
ti la montura de mi arpa salvaje,
debajo
manteles de carne
y
brasa,
el
jibón de tu borde pintado.
guardas
como
un fetiche a cualquier amante
que
extraiga de tu disolución
perfecta
la
permanencia
imposible
de la luna,
su
movimiento descorazonador.
tártala y alburiente,
en el trapecio de mi
fantasía,
tu caída completa sobre mis
manos
Víctor Susin
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