Ahora es más profundo.
He sacrificado cierta luz
para llegar al centro de las cosas.
A veces duele amarte así,
dueles cálidamente
mientras me deshago en tu artería,
y el mundo se convierte en una diminuta esfera,
un lejano punto azul que contuvo mi casa,
mi cama, los libros, la noche absoluta
donde agonizaban las palabras,
ateridas y frágiles como pájaros de invierno.
Estoy amaneciendo en ti,
eres púrpura en esta desnudez completa.
Martina Brisac
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