sábado, 16 de julio de 2016

El cordón umbilical



No conozco el olor de la muerte

pero ebrio me hallé

tantos días

del verano de la vida,

que por los suspiros que escapan

por cada uno de mis poros

puedes verme.

Desnudo.

Frágil.

Como soy.

En pie erguido

para anunciarte

que abdico en la droga más dañina,

la de echarte de menos.

Que el escalofrío me posee

al notar como agujas en mi piel,

el vacío en tu lado de la cama.

Que ahora mismo

eres el cordón umbilical

que me une a la vida.


José Liñán



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