Me quedaré en otoño.
Ya lo he decidido.
Guardaré sus hojas doradas en mi bolsillo,
romperé el calendario, apagaré el mundo.
Acondicionaré mi cueva para que no entre el frío.
Y dormiré desnuda,
cubierta sólo por el deseo de sol,
por la quietud que anida mi corazón.
Cerraré los ojos y esperaré…
la primera golondrina,
la primera flor…
…entonces diré adiós al otoño
y me lanzaré en los brazos de la primavera.
Mientras, el señor invierno,
pasará de largo con sus cabellos plateados,
con sus fiestas y regalos.
Pasará…
…y sólo entonces volveré a despertar.
Eva García Madueño
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